sábado, 31 de diciembre de 2011

“La pluma trabajó, tan bien como la espada, en la fundación de la república”.

SÁNCHEZ CARRIÓN Y LA VICTORIA DE AYACUCHO

"BICENTENARIO"

El bicentenario no debe centrarse únicamente en el año 2021, debe expandirse hasta el año 2024. La proclamación de la Independencia del Perú (28-7-1821), realizada por José de San Martin, no significó la consolidación de nuestra independencia del poderío español, nuestra libertad recién se concretó en el año 1824, en las batallas de Junín y Ayacucho. La batalla de Ayacucho, llevada a cabo el 9 de diciembre, no representa solo la libertad del Perú, sino de toda Suramérica.
En la Guerra de la Independencia, San Martin abdicó y Bolívar estuvo a punto de renunciar, mientras que personajes nacionales se mantuvieron perennes, entre los principales destaca José Faustino Sánchez Carrión, quien impugnó a la monarquía cuando esta se proponía a resurgir con San Martin; y luego colaboró con Bolívar, le propició lo requerido para el ejército, cuando el venezolano intentaba abandonar. Bolívar había referido a Sucre: “he amenazado al Gobierno con irme del Perú si dentro de un mes no me dan dinero para la tropa”.  Sánchez Carrión Logró recolectar más de 400,000 pesos en barras de plata de las provincias de Huamachuco, Trujillo, Piura, etc. que sirvieron para comprar víveres, arreglo de armamento y para otras cosas en beneficio del ejercito libertador; o como dijera Basadre, que Sánchez Carrión juntó dinero y bienes a tal punto que sacó hasta la plata de las iglesias y los clavos de los portones de las casas. Creó los Bancos de Sangre, que eran muy necesarios para la atención rápida de los heridos, demostrándonos así su humanismo y su amor por nuestra patria. Larriva refiriéndose al trabajo arduo de Sánchez Carrión escribió lo siguiente: “La pluma trabajó, tan bien como la espada, en la fundación de la república”.

De Sánchez Carrión, sobre la victoria obtenida en la Batalla de Ayacucho, hay un mensaje poco difundido, que vale por mi parte transcribirlo para una adecuada divulgación:

El ejército libertador al mando del jeneral Sucre ha derrotado completamente al ejército español el 9 del presente mes en los campos de Guamanguilla. El jeneral La – Serna que lo mandaba, ha sido herido y se halla prisionero con los jenerales Canterac, Valdes, Carratala y demas jefes oficiales y tropa. Por consiguiente, todos los bagajes del enemigo, su armamento y pertrechos, se hallan tambien en nuestro poder. El teniente coronel Medina, ayudante de S. E. el Libertador conducia los partes oficiales de la accion; y es de lamentar la desgracia que tuvo de ser asesinado en Guando por los rebeldes de aquel pueblo. Mas todas las autoridades de los lugares inmediatos al sitio de la batalla, avisan oficialmente el triunfo de nuestras armas, añadiendo que el jeneral Canterac que quedó mandando el campo, despues de haber sido herido el jeneral La – Serna, capituló con el jeneral Sucre estipulando espresamente, que la fortaleza del Callao se entregará al ejército libertador.

El 9 de diciembre de 1824, se ha completado el dia que amaneció en Junín: al empezar este año, los españoles amenazaban reconquistar la América con ese ejército, que ya no ecsíste. Los campos de Guamanguilla han sido testigos de la victoria que ha terminado la guerra de la independencia en el continente de Colon. Alli se ha decidido la cuestion que divide la Europa, que interesa inmediatamente á la América, que es trascendental a todo el jénero humano, y cuyo influjo alcanzará sin duda á mil de mil jeneraciones que se succedan: esta cuestion es, si el mundo debe gobernarse por el poder absoluto de los que se llaman lejitimos, ó si es llegada la época en que los pueblos gozen de sus libertades y derechos. En fin, el ejército libertador ha resuelto el problema y ha levantado el último monumento que faltaba á su gloria: la gratitud escribirá en él los nombres de los vencedores de Guamanguilla, y del ilustre jenio que ha dirijido la guerra, que ha salvado al Perú y que en los sucesos de Febrero no ha encontrado, sino nuevos caminos para la gloria; su fama durará hasta la muerte del mundo, y este es un presentimiento que tienen todos los corazones que suspirar por la libertad.

AVISO AL PUBLICO. Lima Diciembre 18 de 1824
(Lima, 1824 imprenta administrada por J. Maria Concha).



 LOS SEGUIDORES DE LA IDEOLOGIA DEL GRAN PATRICIO DR. JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION, NOS UNIMOS A LA IDEA QUE EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU, DEBEMOS FESTEJAR EN GRANDE A NIVEL NACIONAL SIENDO LA CIUDAD DE HUAMACHUCO EL PROMOTOR Y EJECUTOR DE TAL HOMENAJE EN EL 2024.

NOS COMPROMETEMOS A TRABAJAR PARA LOGRAR TAL OBJETIVO Y QUE EL MUNDO ENTERO SEPA QUIEN FUE EL ARTIFICE DE NUESTRA INDEPENDENCIA Y QUE NUESTRO PROCER OLVIDADO SEA RECONOCIDO POR TODOS LOS PERUANOS.

 

miércoles, 8 de junio de 2011

JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION A LOS 86 ANOS DE SU FALLECIMIENTO

3 Junio 2011

José Faustino Sánchez Carrión. Homenaje al Tribuno, a los 86 años de su fallecimiento.


José Faustino Sánchez Carrión
Su Legado de Valores
Por Ernesto Zierer:
Entre Valores y antivalores.
Extraído del Boletín a proposito de la celebración del 180 aniversario de fundación de la
Universidad Nacional de Trujillo, La cultura de un pueblo presenta dos modalidades. Así podemos
distinguir la cultura constituida por un conjunto de bienes y valores, ligados
al espacio y tiempo históricos, y que son propios de un pueblo, por ejemplo,
las diferentes manifestaciones artísticas de las culturas precolombinas. Esta
cultura, conjuntamente con las culturas de otros pueblos, conforma el gran
mosaico de la cultura universal, en el que la cultura de cada pueblo es
discernible como una unidad, y objeto de estudio y admiración de manera
independiente. La segunda modalidad de la cultura de un pueblo la representa el
conjunto de valores (ideas, bienes culturales no materiales) que trascienden el
espacio y tiempo históricos de su origen, acrecentando y robusteciendo el
acervo universal de valores, que conceptuamos como la base sobre la cual se
desenvuelve la humanidad. Estos valores universales ya no son propios, es decir,
exclusivos de la cultura de un pueblo sino que son vividos como suyos por todos
los pueblos en su desarrollo y en su convivencia. Los aportes a esta segunda
modalidad de cultura universal tienen un origne muy variado. Provienen de
personajes que con su "pedagogía del buen ejemplo", sus ideas, su producción
literaria, artística o científica, sus sacrificios, etc. Destacan en la
sociedad. Muchos personajes de la historia universal fueron vehículos de estas
dos modalidades de la cultura de su país. José Faustino Sánchez Carrión
(1787-1825) fue uno de ellos. Por un lado, como prócer de la independencia del
Perú, ocupa un sitial singular en la Historia del Perú y de América Latina.
Ha sido valorado en esta dimensión gracias a la magnífica obra de sus biógrafos.
Allí destaca, entre otras, la biografía "José Faustino Sánchez Carrión
Ministro del Libertador", con que su autor, Héctor Centurión Vallejo,
historiador de la Universidad Nacional de Trujillo, ganó en 1975 el "Premio
Archivo General de la Nación" de Venezuela (Centurión 1975). Es oportuno
citar también la apreciación que el célebre historiador peruano Jorge Basadre
hace del prócer: "Fue el hombre más eminente de la emancipación peruana".
(Basadre 2000:48).
Por otro lado, Sánchez Carrión trascendión los límites de su país y del
momento histórico en que le tocó actuar, fortaleciendo la humanidad mediante
la defensa y práctica de valores, en sus diferentes roles como pedagogo,
jurista estadista, escritor, político y como amigo.
La madurez ética que Sánchez Carrión había alcanzado a la edad de apenas
30 años, se manifiesta en esta célebre frase que apareció en su carta del 23
de diciembre de 1817, dirigida a su amigo José Joaquín Urdapileta (Centurión
1975:32):
"¡Cuánto puede la verdadera sabiduría, la humildad y el
desinterés!".
Con respecto a esta mácima, haremos el siguiente comentario: la
"verdadera" sabiduria no se encasilla en la lógica aristotélica.
Acepta el sentido común, la contemplación y la intuición en los procesos
cognoscitivos y en la adopción de actitudes. Implica madurez; es decir, una
ética orientada hacia el futuro, que se manifiesta en la práctica de los
valores de la responsabilidad y mesura. En este sentido, la verdadera sabiduría
se diferencia de la inteligencia cuando ésta última se concibe como un mero
instrumento, éticamente neutro.
El énfasis que Sánchez Carrión pone en el valor de la verdadera
sabiduría, es de mucha actualidad en la educación contemoráne, en la que se
da hoy una importancia excesiva al supuesto desarrollo de la inteligencia
mendiante la llamada "estimulación temprana", mientras que se
descuida la formación de valores en el dominio afectivo del educando.
Otro aspecto interesante es que la insistencia de Sánchez Carrión en la
verdadera sabiduría, coincide con el cuestionamiento de la lógica
aristotélica que ya desde hace algunas décadas se está llevando a cabo por
una variedad de nuevos sistemas de lógica no clásica como, por ejemplo, la
lógica difusa (Zadeh 1965; Kosko 1993), la lógica intuicionista, la lógica
cuántica, etc. (Cryan, Shatil & Mayblin, 2001, 89-106). La sabiduría, tan
típica del discurrir oriental, se distingue precisamente por el rechazo de las
limitaciones que imponen las reglas de la lógica clásica.
Aqui nos interesa discernir y reconocer, con mayor claridad, el aporte de
Sánchez Carrión al fortalecimiento del acervo universal de valores, y la
vigencia de su pensamiento en nuestro siglo. Para este fin, ofreceremos algunos
ejemplos que ilustran la importancia de los valores para Sánchez Carrión.
La humildad, el segundo valor en que Sánchez Carrión insiste en su máxima,
se ha desplazado por la "cultura de la imagen", hoy predominante en
todo los niveles y sectores de la sociedad, hasta el extremo de que en muchas
instituciones funcionan "departamentos de imagen", trabajan
"asesores de imagen", y se publican revistas en cuyo título aparece
la palabra "imagen", cuyo fin es promover una buena imagen
institucional.
Un hermoso ejemplo de la práctica de la humildad se desprende de las
palabras de Sánchez Carrión, Ministro del Libertador, que figuran en la
última parte de su memoria, leída al Congreso Constituyente del Perú en la
sesión pública del día 12 de febrero de 1825, en su calidad de Ministro de
Estado en el Departamento de Gobierno y Relaciones Exteriores, y que recogemos a
continuación:
"... Yo no tengo otro mérito que el de haber servido de buena fe y de
órgano al genio que ha mandado la República. Pero sí, no me olvidaré jamás
de que él hubiese depositado en mí su confianza, cuando por todas partes se
veían horribles intrigas, defecciones inefandas. Este es el honor que, como a
Ministro, pudiera corresponderme, ya que no he cumplido como debiera, por falta
de talentos, de luces, de experiencias." (Benvenuttto 1930, 200-217; Alva
& Ayllon 2001, 237).
Por el contrario, la falta de humildad, Sánchez Carrión la fustiga en su
artículo "Apuntamientos sobre la libertad civil":
"... Alterado el orden, todos se creen con talentos y fuerzas para
reformar abusos; cada uno se considera enviado para este importante negocio y
sin examinar sus propios defectos." (La Abeja Republicana, 27-10-1822; Alva
& Ayllón 2001, 64)
El tercer valor en que Sánchez Carrión insiste en su mácima en su carta a
su amigo José Joaquín Urdapileta, es el desinterés. Este es otro de los
valores en extinción en nuestra sociedad en crisis, donde se
ha generalizado el afán de lucro, de trepar hasta lo más alto y a como dé
lugar. La vida de Sánchez Carrión, en cambio, nos ofrece muchos ejemplos de la
práctica de la virtud del desinterés. Basta citar el siguiente párrafo
extraído de la obra de su ya citado biógrafo Centurión Vallejo:
"Sánchez Carrión interrumpió sus estudios de jurisprudencia para
dedicarse, a pesar de sus escasos recursos económicos, a enseñar gratuitamente
Filosofía, Matemáticas y Derecho Canónico, en el Convictorio, en desusada
expresión de amor a la juventud, altruismo intelectual y sano
patriotismo." (Centurión 1975, 33).
Otro testimonio del desinterés de Sánchez Carrión nos da Hipólito Unanue
en su carta del 19-06-1825 dirigida a Bolívar:
"Carrión ha muerto en mucha pobreza, y por el honor del gobierno,
pienso se costeen por los fondos de éste sus exequias." (Centurión 1975,
211.)
Sánchez Carrión tenía el sentido de la responsabilidad altamente
desarrollado, y siempre trataba de transmitirlo a los demás, particularmente
desde los cargos públicos que ostentaba, pues sabía que la falta de la
vigencia del sentido de la responsabilidad era la causa principal de la
corrupción en la administración pública. Un ejemplo ilustrativo de esta
inquietud de Sánchez Carrión lo tenemos en su discurso en el Acto de
Instalación de la Corte de Justicia de Trujillo.
"Vosotros sabéis... que vuestra conducta es el modelo permanente de los
funcionarios que les suceden. Sabéis también que los ministros de la ley son
venerados por su integridad y por su sabiduría, cuyas dotes demanda
imperiosamente la moral de los pueblos, en la que está librada su verdadera
salud. Vosotros los sabéis, entonces, yo sólo debo haceros presente que,
siendo escogidos por un genio que no reconoce otras bases de la felicidad
pública que la verdad, la libertad y la justicia, os cumple, como a nadie, no
comprometer jamás el acierto de su elección" (La Gaceta del Gobierno,
8-5-1824; Alva & Ayllón 2001, 179).
Otro ejemplo de la insistencia de Sánchez Carrión en la importancia del
sentido de la responsabilidad en la administración lo encontramos en su
artículo "La inquisición política o el método de castigar por medio de
informes secretos es detestable y sólo puede ser conocido en un país
despótico":
La veracidad y autenticidad son valores imprescindibles no solamente para
sostener el orden social sino también para el desarrollo de la sociedad por
cauces éticos. Sánchez Carrión esra consciente de ello. De ahí que
insistiera en la importancia de este binomio de valores, comenzando por una
advertencia hecha precisamente a si mismo, contenida en una carta dirigida al
editor de "El Correo Mercantil, Político y Literario", sobre el
"Gobierno Monárquico en el Perú":
"Mas, sí tendré mucho cuidado en omitir todo lo que huela a erudición
insípida e impertienete, respecto de que no se trata de ostentar lo que se ha
leído ni cubrir con apóstrofes y exclamaciones lo que se ha dejado de leer...
Así, pues, desde este instante: fuera pasiones viles de adulación o de
interés; lejos de mi afecciones particulares, esperanzas y temores; y cuanto
pueda empañar el esplendor de la verdad." (La Abeja Republicana,
15-8-1822; Alva & Ayllón 24 y 25)
El debilitamiento de la autenticidad y veracidad es hoy una de las múltiples
consecuencias negativas de la creciente informalidad en todos los sectores de la
vida.
La humildad y la gratitud son dos valores que se complementan, que se
condicionan recíprocamente. La verdadera humildad implica gratitud, y la
verdadera gratitud implica humildad. Vemos esta concepción ejemplificada en la
conducta de Sánchez Carrión, quien no sólo expresaba su gratitud en muchos
momentos de su vida sino que, como pedagogo nato, también sabía desarrollar
este valor en su medio ambiente social. Encontramos una bella prueba de ello en
el Decreto de la Fundación de la Universidad Nacional de Trujillo, firmado por
el Libertador Simón Bolívar y redactado y refrendado por su Ministro Sánchez
Carrión en Huamachuco, pueblo natal de éste, el 10 de mayo de 1824 (Centurión
1981, 14).
En efecto, como escribe Centurión (1981) "en el tercer considerando del
Decreto se afirma que por el aporte patriótico del antiguo Departamento de
Trujillo, "en las circunstancias más apuradas de la República y por la
fidelidad a la causa" merecenmucho de la patria las provincias y el
Departamento de Trujillo, y por ello, como premio y honra a los pueblos
norteños Bolívar los dotaba con la primera Universidad republicana del
Perú".
La Universidad de Trujillo nació, pues, como un noble acto de gratitud
nacional en un momento histórico del Perú, lo que debe significar para todos
los que estudian, enseñan y trabajan en ella un compromiso moral de mantener en
alto el prestigio de la institución.
Otro testimonio histórico del sentido de gratitud de Sánchez Carrión se
refleja en el siguiente pasaje de su memoria al Congreso Constituyente
anteriormente citada, pasaje en el cual reconoce la ayuda brindada por Colombia
al Perú durante la guerra de Independencia en momentos muy críticos:
"Once mil colombianos se han trasladado al Perú y una masa semejante
ocasiona grandes gastos. Colombia, señor, nos ha auxiliado con una generosidad
sin límites; su hacienda ha sido la nuestra; y sus pueblos, nuestros
contribuyentes, además de darnos sus soldados." (Benvenutto 1930, 200-217;
Alva & Ayllón 2001, 233).
Sánchez Carrión, como decíamos, fue un pedagogo nato. Con su pedagogía
del buen ejemplo y su permanente defensa de los valores morales, así como con
la incondicional veracidad en este afán, ha alcanzado un alto nivel ético en
su relativamente corta vida. Ha llegado a ser uno de los representantes más
brillantes de aquella cultura peruana de la cual se extraen los valores que han
de incrementar y fortalecer el acervo universal de valores de la humanidad, al
que nos referíamos al inicio del presente estudio.
Aqui es oportuno hacer incapié en el factor afectivo, que se da en toda
práctica de valores, y que el historiador Alfredo Valdivieso Garcia resalta en
su apreciación de Sánchez Carrión:
"Sánchez Carrión no sólo poseyó una mentalidad poderosa, sino y por
sobre todo una subyugante gallardía espiritual." (Valdivieso 1987, 7; Alva
& Ayllón 2001, 7).
Sin desconocer el valor de las importantes obras que sobre la vida de
Sánchez Carrión y su rol en la Historia han dejado sus ilustres biógrafos,
creemos que queda todavía por hacer un estudio exhaustivo de Sánchez Carrión
como defensor de los valores morales.
No quisieramos terminar este breve ensayo sobre el legado de valores de
Sánchez Carrión para nuestra época, sin transcribir aquellas palabras del
Libertador en su carta de condolencia a doña Mercedes Dueñas, viuda del
Prócer de fecha 4 de julio de 1925:
"... Mas yo me consuelo al considerar que él fue un virtuoso, como
nadie, que se ha sacrificado por su País. El premio, pues, de tanta virtud, no
esta en la tierra, sino en el cielo, allá donde tienen su mansión las almas
justas." (Centurión 1975, 211).
FUENTE: http://www.galeon.com/germanmoreno/Sanchez_Carrion1.html

SAQUEO CHILENO A LA BIBLIOTECA NACIONAL DE PERU‏

Ingresen a este link para que se informen del saqueo que hizo Chile a nuestra Biblioteca Nacional.


              DEBEMOS PEDIR SU DEVOLUCION !!!!!!!!!

miércoles, 20 de abril de 2011

HOMENAJE AL R:.Q:.H:. JOSE FAUSTINO SANCHEZ CARRION

UN ANIVERSARIO OLVIDADO, 13 de Febrero nace Hno:. Faustino Sánchez Carrión - “El hombre más eminente de la emancipación peruana”

Por el Q.´.H.´. José Luis Silva Cueva
Gran Secretario de la Gran Logia del Norte del Perú

“El señor (Sánchez) Carrión tiene talento, probidad y un patriotismo sin límites”[1].
SIMÓN BOLÍVAR
En algunos momentos de la historia se presentan personajes de trascendencia excepcional cuyo sólo nombre la sintetizan. A tal dimensión de genialidades pertenece José Faustino Sánchez Carrión[2], un peruano de talla mundial, el principal ideólogo de nuestra emancipación: “Sánchez Carrión no sólo poseyó una mentalidad poderosa, sino y por sobre todo una subyugante gallardía espiritual. Ninguno de nuestros próceres ejerció nunca superior influencia en la República, él fue su creador y por lo tanto le imprimió huella perdurable, gracias a que fue un político de vocación[3].
José Faustino Sánchez Carrión fue, en palabras de Jorge Basadre, “El hombre más eminente de la emancipación peruana”[4]. Hijo ilustre del departamento de La Libertad hizo del amor a ella la razón de su vida. Nació en la “Muy ilustre y fiel ciudad” de Huamachuco, el 13 de febrero de 1787. Sus estudios iniciales los hizo en su propia casa, donde recibía las lecciones de Humanidades del padre Joseph Carrión. A los 15 años ingresó al Seminario de Trujillo, dirigido entonces por el padre Tomás González de Rivero. Dos años después vino a Lima, a estudiar en el Convictorio de San Carlos, regentado por Toribio Rodríguez de Mendoza. En dicho centro de estudios se formó en un ambiente marcadamente liberal.
Rodríguez de Mendoza lo invitó a ejercer la docencia, dedicándose por entonces a la enseñanza de Matemáticas y Filosofía, razón por la cual recién se graduó de abogado en 1819. El propio Virrey Fernando de Abascal tuvo noticias muy directas de las ideas innovadoras de Sánchez Carrión cuando lo escuchó al celebrarse el primer aniversario de la jura de la Constitución aprobada por las Cortes de Cádiz.
En 1819 el Virrey Pezuela ordenó que se le expulsará de la cátedra de Filosofía y de Digesto Viejo porque, según decían algunos españoles, debido a su causa... “hasta los ladrillos de San Carlos eran insurgentes”.
Contrajo matrimonio con Josefa Antonia Dueñas, con quien pasó breves momentos de felicidad. En un lapso corto de tiempo fallecen su padre y su esposa, quedando a su cuidado una hija recién nacida. Durante dos años Sánchez Carrión desaparece de la vida pública, agobiado por la tragedia familiar y la vigilancia virreinal. En ese lapso vivió en Sayán.
Su silencio se rompe abruptamente en 1822. Se discutía entonces la forma de gobierno que debería asumir el naciente Estado peruano. Dos proyectos distintos concitaban el interés público: por un lado los partidarios de la monarquía, encabezados por el propio general José de San Martín; por el otro los partidarios de la república. Sánchez Carrión deja de lado su meditado silencio y dedica su pluma así como su prestigio personal a difundir sus convicciones, enarbolando con pasión la bandera del ideario republicano. Entonces se enfrentó sin temores a Bernardo Monteagudo, al que combatió con todos los medios a su alcance, y a los monarquistas. Como nos señalaba el maestro Luis Alberto Sánchez, El Solitario de Sayán supo encarnar mejor que ningún otro de su tiempo la esperanza y el anhelo libertario de nuestra nación: “El más auténtico representante del pensamiento peruano había sido, antes de la reunión del Congreso, durante sus sesiones y bajo la dictadura de Bolívar, don José Faustino Sánchez Carrión”.
Electo Diputado por Trujillo y por Puno[5], integró el primer Congreso Constituyente del Perú, que se instaló el 20 de setiembre de 1822 en la capilla de la Universidad de San Marcos –ubicada en la plazuela de la Inquisición-, del cual llegó a ser Secretario. Rápidamente destacó por sus dotes parlamentarias, considerándosele como el principal redactor de nuestra primera Constitución Política (1823): “El 20 de setiembre de 1822, se comenzó a contar la época más grande de la vida de Carrión; la de su consagración absoluta a libertar el país. Su mérito le llevó de la mano a ocupar un asiento entre los representantes de los pueblos; y su sagrada vocación fue señalada por la instalación del Congreso. Carrión había nacido para declamar en público contra los vicios de la administración; para enseñar al pueblo sus verdaderos intereses y animarle a reclamar sus imprescriptibles derechos; para explicar el modo de contener el despotismo; y para poner en claro el gran pacto social deslindando las obligaciones recíprocas entre el soberano que manda y el ciudadano que obedece. Si jamás llegará el caso de instalarse un Congreso entre nosotros, quedara oculto para siempre uno de los dotes primeros que recibió Carrión de la madre naturaleza tan pródiga con él; la de hablar en la tribuna.
Carrión fue el primer secretario del soberano Congreso del Perú; y el individuo nato de todas las comisiones de entidad. Estuvo en la diplomática, en la legislación, en la de formar, por fin, la Constitución Política que debía hacer germinar las semillas productivas de la prosperidad general; cultivarlas, después, hasta lograr fructificasen; y conservar su fruto para siempre. Todas las desempeñó a satisfacción del Congreso pero esta última traspasó sus esperanzas; y mostró que había nacido, no sólo para reclamar del magistrado el cumplimiento de las leyes, sino también para dictarlas. La Constitución Política de la República Peruana es un monumento perenne de la gloria de Carrión; y cada uno de los artículos que encierra, es un rasgo brillante en su elogio. La corrección de su lenguaje, la belleza de sus ideas, la extensión de sus conocimientos, su genio sublime, su profundo juicio, su magisterio en penetrar el corazón del hombre para estudiar, en el, la ciencia de las pasiones, y su incorruptibilidad apoyada sobre los principios eternos de la equidad y la justicia; todo esto y mucho leerán los siglos venideros en las páginas de oro del código de la libertad[6].
Los aportes del Perú a la historia de la humanidad no se encierran en los límites de sus fronteras sino los trasciende ampliamente. Indiscutiblemente, antes de la llegada de los españoles fue el principal centro cultural en América del Sur, lo cual se demuestra por las numerosas culturas pre-incaicas y, sobre todo, por el Imperio de los Incas o Tahuantisuyo. Durante la colonia el Perú fue, junto con México, uno de los más importantes centros del poder hispano en el Nuevo Mundo.
Igualmente, durante la emancipación fue centro de gestación y difusión de los nuevos ideales libertarios. En dicho contexto general destacan sobremanera los planteamientos ideológicos de José Faustino Sánchez Carrión, quien en defensa de sus ideales que abrazó con verdadera pasión escribió en diferentes periódicos, principalmente en La Abeja republicana, el Tribuno de la República Peruana y el Correo Mercantil. Sánchez Carrión enarboló, quizás mejor que ningún otro de sus contemporáneos, el ideario republicano, la división de poderes y el federalismo –principal proyecto descentralista de la época- como alternativa de un desarrollo auténticamente nacional, a la vez que fue un fervoroso partidario de la integración hispanoamericana.
“Pero -hay que subrayar- es la rebelión de Túpac Amaru la que da la clarinada peruana en el continente con la primera subversión de tendencias evidentemente separatistas y ello se acentúa más adelante  con las insurgencias de Tacna, Huanuco y el Cuzco, en 1814, cuyos caudillos criollos sacrificaron sus vidas por el ideal de la emancipación.
Las insurrecciones que estallan en otras zonas de América surgen aprovechando las circunstancias favorables de la época que se dejan anotadas y por la positiva influencia de corrientes ideológicas cuyos promotores son siempre peruanos. Allí es Olavide auténtico precursor de la revolución americana, y es él con Francisco Miranda, genial y activo, quienes siembran la fecunda ideología emancipatoria del primer gran visionario peruano, el ex-jesuita Vizcardo y Guzmán, en su famosa Carta a los españoles americanos.
Y es también el Perú, centro de la metrópoli hispana virreinal, el último baluarte que resulta indispensable abatir para poder alcanzar la anhelada independencia continental, la que habrá de resolverse en Ayacucho en 1824 y rubricarse con la caída del Real Felipe del Callao en 1826.
Y sigue, asimismo, la primogenitura peruana en la concepción republicana que cristaliza con la Constitución de 1823, cuyo mentor fue ese gran peruano que se llamó José Faustino Sánchez Carrión, cuando en las otras provincias americanas dubitantes regían directores supremos y jefes de ejército y hasta se admitía la posibilidad de la vuelta a los regímenes monárquicos.
Nuestra América Hispana- quiérase o no- surgió y se consolidó en el concepto constitucional democrático republicano por la fe inconmovible de Sánchez Carrión. Todo lo que siguió en la definición de tan magno proceso, fue sólo una consecuencia” [7].
A pesar de que Sánchez Carrión, como celoso partidario de la división de poderes, era opuesto a la concentración del poder en una sola persona, ante los fracasos de las huestes patriotas y la amenaza de la anarquía destructora que ponía en riesgo la independencia -y por ende la existencia del naciente Estado peruano abogó por la venida de Bolívar. Comprendía así que si la política es el arte de gobernar también es el arte de lo posible. Así, ante el grave riesgo que amenazaba al Perú, sin abdicar de sus ideales, actúa con realismo. Comisionado por el Congreso viaja a Guayaquil junto con José Joaquín Olmedo, en busca del Libertador.
“Sánchez Carrión, intérprete de los sentimientos de la mayoría de los legisladores peruanos, no titubeó, empero, cuando comprendió que la independencia misma se hallaba en peligro a causa de la presencia triunfante de numerosas y aguerridas tropas españolas en el territorio de la flamante República Peruana, no titubeó en hacer un cuarto de conversión temporal y, en unión de Olmedo, a quien Bolívar despojó de su mandato como miembro de la Junta de Guayaquil en 1822, pidieron al Congreso Constituyente que enviara una delegación a Quito para obtener de Bolívar que él mismo, no sólo el cuerpo de tropas que comandaba Sucre, pasará al Perú a fin de dar la batalla final por la emancipación de América. Sánchez Carrión y Olmedo hicieron una especie de viaje a Canossa y lograron que Bolívar accediera. Llegó a Lima el 1 de setiembre de 1823. Cuando el Congreso Constituyente, comprendiendo que se requería una sólida unidad de comando y cancelar las suicidas divergencias entre Riva Agüero, Torre Tagle y Sucre, resolvió suspender sus sesiones y otorgar la plenitud del poder (como Roma a Mario, a Silva, a Pompeyo, a César) al general Bolívar, Sánchez Carrión, sin abdicar de sus ideas, no sólo dio su voto sino que aceptó ser Secretario General del dictador[8].
A la llegada de Bolívar fue Sánchez Carrión el autor de la moción, aprobada por el Congreso, por la cual se le faculta al libertador a tomar las acciones pertinentes a fin de lograr la victoria de las huestes patrias. Poco tiempo después, el 10 de febrero de 1824, la presión de los acontecimientos hizo que el Congreso concediera poderes ilimitados a Bolívar. En Trujillo, el 26 de marzo de 1824, el libertador lo designó como su Ministro General, recayendo en él la conducción de la acción de gobierno. A dichas tareas dedicó toda la fuerza que su alma y su cuerpo contenía, demostrando prudencia y energía como estadista a la vez que difundiendo esperanza y optimismo en las huestes patrias. Su entrega a la causa libertaria lo llevó al Libertador Simón Bolívar a decir que: “El señor Carrión tiene talento, probidad y un patriotismo sin límites”.
Entonces reúne los fondos necesarios para el aprovisionamiento de las tropas, organiza al naciente Estado, difunde –a través de sus escritos- una fe ciega en la victoria y en el inicio de una nueva era, con un gobierno de carácter auténticamente popular. La admirable dimensión de su obra en las tareas de gobierno, en los difíciles días en que el naciente Estado peruano era amenazado por las entonces victoriosas tropas realistas y los riesgos de la anarquía, llevó a Luis Antonio Eguiguren a decir que: “Sin Carrión, leal representante de la autoridad y del patriotismo peruano, no habría existido la admirable organización que colaboró con firmeza hasta alcanzar el triunfo en las batallas decisivas de la libertad”[9].
Durante su gestión se crea la Universidad de Trujillo y se instala la Corte Superior de La Libertad. Indiscutiblemente, tales medidas, dispuestas en medio de las graves carencias económicas del momento y de las dificultades para lograr la victoria final sobre las aun poderosas huestes realistas, respondían a la intención de Bolívar y de Sánchez Carrión que reconocer el aporte trujillano y liberteño a la sagrada causa libertaria.
“La ciudad de Trujillo, declarada capital de la República, por decreto dictatorial de 26 de marzo, ha sido el punto céntrico del territorio independiente, y por decirlo así, la residencia virtual del Gobierno Supremo, conservándose de este modo la unidad del Estado, la comunicación entre las provincias y el ejército: y atendiéndose juntamente al orden de aquellos con la regularidad que no era propia de las circunstancias” [10].
A pesar de encontrarse muy enfermo -por el reumatismo y los cólicos- atravesó una y otra vez los Andes, a lomo de bestia, para reunirse con el Libertador o para tomar las decisiones necesarias en el terreno mismo de los acontecimientos. Con cuánta razón le había escrito a Bolívar... “he de morir trabajando” y así lo encontraría al final de sus días el ángel de la muerte: trabajando, trabajando por la causa libertaria, trabajando por la afirmación de nuestra independencia y del derecho de los peruanos a decidir nuestros destinos.
En octubre de 1824 Bolívar lo designa Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores. En diciembre se encuentra en Lima para realizar, junto con Bolívar, la convocatoria al Congreso de Panamá, tarea en la que, como recordara Raúl Porras, puso tanto esfuerzo y entusiasmo: “Principal impulsor del Congreso, Sánchez Carrión no descansa hasta su muerte, acaecida en junio de 1825, en su actividad organizadora insistiendo ante los gobiernos de América en la designación de sus plenipotenciarios. En prueba de su decisión designa a los plenipotenciarios peruanos, don Manuel Lorenzo de Vidaurre y don José María Pando, los que el 5 de junio de 1825 se embarcan en Chorrillos, con dirección a Panamá, un año antes que las demás naciones se decidan a nombrar sus representantes” [11].
El Congreso de la República lo honró declarándolo Benemérito a la Patria en grado heroico y eminente, mientras que, por otro lado, Bolívar lo hizo su principal colaborador, designándolo también como Vice-Presidente del Consejo de Gobierno. En febrero de 1825 el Libertador lo nombra vocal de la Corte Suprema de Justicia, sin embrago, rápidamente la enfermedad lo va consumiendo y, en marzo, ya no puede mover la mano para firmar. Se nombra un Consejo interino presidido por Hipólito Unanue. Entonces renacieron las esperanzas en su curación al producirse una mejora en su salud. Viniendo de regreso a Lima súbitamente se agravó. Falleció en Lurín, cuando apenas contaba con 38 años de edad, en la casa hacienda de la Congregación de San Felipe Neri, el 2 de junio de 1825.
“El mas significativo de los ideólogos peruanos en los momentos de la lucha por la independencia, José Faustino Sánchez Carrión, destaca dentro de la literatura de aquellos años, tanto en sus Cartas firmadas con el seudónimo de El solitario de Sayán, como en los discursos parlamentarios, de una oratoria vibrante pero a la vez plena de orientación definitivamente republicana. Ya Sánchez Carrión había destacado en el Colegio de San Carlos por varios motivos vinculados al movimiento liberal.
Como poeta cantó a Baquíjano y Carrillo en versos quintanescos, con adjetivos y frases que habrán de ser usados en las canciones a que hemos hecho referencia hasta la composición del Himno Nacional del Perú en 1821: «horrible cadena»,«grato estruendo», «santa libertad» y «poderosa Lima», serán utilizados por Sánchez Carrión en ese poema compuesto entre las fiestas con que se celebra a Baquíjano como consejero de la corona española, en 1812. En el campo de la literatura política, la Carta del Solitario de Sayán (la primera) es pieza fundamental en el orden del pensamiento de la independencia y continúa el proceso lógico que iniciara la Carta de Vizcardo proclamando la necesidad de la independencia y que continúa El Solitario de Sayán estableciendo la imperiosa obligación de la República. Larriva escribiría que debía guardarse aquella «carta» «En los archivos de la revolución al lado de la historia de las grandes campañas» para que se vea «que la pluma trabajó también como la espada en la fundación de la República». Y en cuanto a su oratoria política, que el mismo Larriva alabara tanto –«había nacido para declamar en público»-, Porras Barrenechea decía: «El numen de Olmedo sólo hallará correspondencia en la voz tremante de patria y plena de arranque tribunicio de Sánchez Carrión en el Congreso Constituyente, levantándose para sostener lúcidamente la teoría de la división de los poderes o conjurar el espectro de la tiranía agazapado tras el poder unipersonal o cuando suena como chasquido de látigo en la prosa vibrante de El Solitario de Sayán para desbaratar los planes monárquicos de Monteagudo, fustigando la adulación y el servilismo y haciendo el férvido elogio de la dignidad y la virtud republicanas». Es la suya indudable voz de resonancia romántica” [12].
El presente trabajo tiene como principales antecedentes las recopilaciones realizadas por Neptalí Benvenutto[13], Luis Antonio Eguiguren[14] y el trabajo conjunto de Augusto Tamayo Vargas y César Pacheco Vélez[15], los cuales han servido de base –junto con otros documentos y libros que se citan- para la presente selección.
Vale la pena recordar la contundente afirmación de uno de estos estudiosos, César Pacheco Vélez, sobre el Solitario de Sayán: “José Faustino Sánchez Carrión es realmente el prócer y la figura civil más representativa a lo largo del proceso de nuestra emancipación. Por su ciclo vital, pertenece a la segunda generación de los precursores, a la de los discípulos de Baquíjano y Rodríguez de Mendoza que llegan a la guerra separatista y colaboran con los libertadores. Por la sostenida acción política, desde las primeras conspiraciones limeñas hasta las campañas finales de la independencia, representa nuestra patria vieja, de los días del «sino adverso pero el ánimo invicto» de los patriotas a las jornadas americanas de la victoria final y de la gloria. Por su pensamiento político –que sigue un proceso coherente desde el constitucionalismo fidelista de la Oda de 1812 al liberalismo republicano y jacobino de 1822 y hasta los documentos de la convocatoria al Congreso de Panamá, que llevan su impronta- representa la posición más revolucionaria de los patriotas conspiradores y la visión más lúcida del destino de América junto a los grandes libertadores. Y, en fin, por el estilo todo de su vida, breve e intensa, generosa y llena de idealidad, expresa, mejor acaso que ninguno otro de nuestros próceres de la emancipación, el espíritu romántico de su tiempo”[16].
Para terminar estas breves líneas sobre José Faustino Sánchez Carrión, intentando resumir sus apenas 38 años de existencia podríamos decir que:
Su vida fue una campaña, la de la independencia del Perú.
Su entrega al país lo consagró Benemérito de la Patria en grado eminente y heroico.
Su honestidad, como funcionario público, hizo en él de la pobreza su mejor bandera.
Su fidelidad a los ideales democráticos lo convirtió en Defensor de la República.
Sus indiscutibles méritos como orador y parlamentario, lo transformó en El Tribuno de la República.
El dramatismo de su vida personal y familiar, lo hizo El Solitario de Sayán.
Recordemos una frase suya de renovada actualidad: “Yo quisiera que el gobierno del Perú fuese una misma cosa que la sociedad peruana, así como un vaso esférico es lo mismo que un vaso con figura esférica”.

[1]         SIMÓN BOLÍVAR, Carta a Santander, 23 de febrero de 1825.
[2]         Véase, LEÓN PEZUTTI, Luis. Apuntes Históricos Masónicos. El Prócer Olvidado. Lima, CIP, 1935, 275 pp.; CENTURIÓN VALLEJO, Héctor. José Faustino Sánchez Carrión: El Ministro del Libertador. Trujillo, UNT, 1984, 227 pp.; y, José Faustino Sánchez Carrión en: MENDOZA SILVA, Eduardo. Historia de la Masonería en el Perú. Masonería Pre-Republicana, pp. 206-212; GRAN LOGIA DEL PERU, Edición Extraordinaria, 1996, pp. 42-43; y, CONGRESO DE LA REPUBLICA. En Defensa de la Patria: José Faustino Sánchez Carrión. Lima, Fondo Editorial del Congreso de la República, 2001. Sobre su actividad masónica, fundó el 05 de marzo de 1822 la Logia “Orden y Libertad” N° 2, de la cual fue su primer Venerable Maestro.
[3]         VALDIVIESO GARCÍA, Alfredo. Homenaje a Sánchez Carrión. Bicentenario de su nacimiento (1787-1987), Trujillo, 1987, p. 7.
[4]         BASADRE, Jorge. Historia de la República. 8ª ed., Lima, La República, 2000, T. I, p. 48.
[5]         El sistema electoral que se utilizó permitió esta doble elección. Los diputados que representaban a los departamentos ocupados aún por los realistas fueron elegidos provisionalmente en Lima entre los naturales residentes en la capital. Sánchez Carrión concurrió a la instalación del Congreso y juró como Diputado por Puno. El 16 de octubre de 1822, a propuesta de la Comisión de Poderes, el Congreso decidió que representara a Trujillo, como Diputado propietario elegido por este departamento
[6]         José Joaquín LARRIVA, Necrología de Sánchez Carrión. En la obra de Augusto TAMAYO VARGAS y César PACHECO VÉLEZ, José Faustino Sánchez Carrión, Colección documental de la independencia del Perú, Lima, 1974, T. I., Vol. 9, p. 19.
[7]         Felipe DE LA BARRA, Prólogo a El Perú y su independencia, Lima, 1970, Vol. I, p. XV-XVI.
[8]         SÁNCHEZ, Luis Alberto. La evolución cultural de América y su influencia en la emancipación peruana. En Quinto Congreso Internacional de Historia de América, Lima, 1972, T. III, pp. 377-378.
[9]         EGUIGUREN, Luis Antonio. Sánchez Carrión, Ministro General de los negocios del Perú, Lima, 1954.
[10]       Memoria leída al Congreso Constituyente, en la sesión pública del día 12 de febrero de 1825, por el doctor don José Sánchez Carrión, Ministro de Estado en el Departamento de Gobierno y Relaciones Exteriores.
[11]       PORRAS BARRENECHEA, Raúl. El Congreso de Panamá (1826). Colección documental de la independencia del Perú, Lima, 1975, T. XIV, Vol. 4°.
[12]       TAMAYO VARGAS, Augusto. La literatura en el tiempo de la independencia. En La independencia nacional, conferencias organizadas por la Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú, Lima, 1970.
[13]       BENVENUTO, Neptalí. JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN. Lima, 1930, Tomo I.
[14]       EGUIGUREN, Luis Antonio. Sánchez Carrión, Ministro General de los negocios del Perú, Lima, 1954, 2 tomos.
[15]       TAMAYO VARGAS, Augusto; PACHECO VÉLEZ, César, José Faustino Sánchez Carrión. Colección documental de la independencia del Perú. Los Ideólogos, Lima, 1974, Tomo I, Vols. 9º y 10º.
[16]       TAMAYO y PACHECO, op. cit., Vol. 9, p. XXXV.